martes, 16 de febrero de 2010

fotos de crepusculo :





Y así fue como el león se enamoró de la oveja…


Y así fue como nos vimos todas, un grupito de amigas, y amigas de amigas, en el cine, este domingo, con nuestras bolsas de palomitas de mantequilla, nuestros ojos pintados, nuestras caras sonrientes. Todas allí hora y media antes del comienzo de la película para hablar de la película, que no habíamos visto, y para hablar del libro, que habíamos devorado.

Crepusculo, sin tilde suena fatal… sí, corrijamos: Crepúsculo.

Pues allí estábamos en la última fila de un cine moderno de Madrid. Sólo chicas. Nerviosas, impacientes, expectantes. Y comienza la película. Una película de amor y vampiros.

Amor, porque Bella, que es una chica bastante torpe, ni guapa ni fea, ni simpática ni antipática, ni alta ni baja, en resumen, anodina toda ella, conoce a Edward y se enamora de él. Edward es, además de un chico perfecto, galante, guapo, educado, sincero, generoso …¡un vampiroooo! El amor ideal e imposible a la vez. Por eso de los vampiros.

Mézclese todo esto en una cocktelera, agítese y ahí tenemos el resultado. Un pastelón rosa, enorme, blandito como mi nube, y que encima NOS ENCANTÓ. Y lo dijimos tan satisfechas. “La peli es malísima, pero a mí me ha encantado”, soltamos todas casi a coro, y luego, risas, risas y más risas.

El libro: malo malísimo, escrito a trompicones, la historia curiosa pero a veces hasta nos da rabia de lo mal que escribe la mujercilla: Stephenie Meyer. Pero no puedes parar de leer. Imagino que será como cuando antes, nuestras madres se enganchaban a la radio-novela o se leía amarosa. Nosotras estábamos enganchadas a Crepuscúlo, y por supuesto, la película estaba hecha por y para nosotras, y, ¿porqué no?, para nuestras madres (mi madre se enganchó). ¿Por qué?, porque todas somos un poco la protagonista, Bella, y a todas nos parece que la historia es nuestra.

Si no se ha leído el libro, lo mejor es ni plantearse ir a ver la película, ya que no se entenderá nada, es una peli por y para los fans, un regalo visual para ellos (nosotras).

Y, las cosas como son, Robert Pattinson, ese joven actor inglés que encarna a Edward, no era casi nadie antes de esto, y después de esto, nadie le va a quitar el San Benito de Edward, por su carisma (el de Edward) tal y como pasó con Frodo, en “El Señor de los anillos”, con Neo en “Matrix” o con Anakin en “Star Wars”, están amarrados a un personaje de por vida.

Por ahí andan algunas con esta leyenda tatuada en el tobillo:

“-Y así fue como el león se enamoró de la oveja.
-¡qué oveja más estúpida!
-¡y que leon tan estupido y masoquista!

Robert Thomas Pattinson, Rob, o R-Patzz: nació el 13 de Mayo de 1986 en Londres Inglaterra, el más joven de 2 hermanas, Lizzy y Victoria.
Modelo, actor, músico (toca el piano y la guitarra, Incluso tuvo una banda de música llamada Bad Girl). Amante de los deportes como el futbol, el esquí, y el snowboard
Incursiono en el modelaje a los 12 años (a esta edad fue expulsado del colegio, ah y descubrió el gel para el cabello.) pero a los 16 dejo el modelaje según él fue porque:
“Cuando empecé yo era bastante alto y parecía una niña, así que tenía muchos de los puestos de trabajo, porque fue durante ese período en el que el aspecto andrógino era genial. Entonces, después empecé a verme más masculino, por lo que nunca más tuve puestos de trabajo. Tuve la más infructuosa carrera de modelo”.
Los inicios de Rob como actor fueron en el teatro, a la edad de 15 años, y mientras realizaba una obra de teatro llamada Tess of the D’Urbervilles, un agente lo vio y desde ahí le empezaron a buscar papeles importantes y que el disfrutara hacer, participo en una versión indie de Macbeth, en el Old Sorting Office arts Centre, participo en papeles para películas televisivas, como en Ring of the Nibelungs (El anillo de los Nibelungos), una película Alemana en el 2004, e incluso en Vanity Fair interpretando a Rawdy Crawly, pero sus escenas fueron eliminadas y solo se pueden ver en la edición de DVD. Y lo inevitable sucedería a finales del 2005 Robert, apareció como el personaje Cedric Diggory, en la película Harry Potter y el Cáliz de Fuego. Como consecuencia, fue nombrado “Estrella Británica del futuro” por Times Online, e incluso más de una vez fue promocionado como el próximo Jude Law. Además fue nombrado en el 2007 como un miembro honorario, en la lista de The Cotaire, también tuvo un papel en la película: The Woman Before en Mayo del 2005, pero fue despedido un día antes y fue reemplazado por Tom Riley.
Pero ni su incursión en la moda, ni su tan alabado papel en Harry Potter fueron los que hicieron explotar la carrera de Robert, sino hasta que El 11 de Diciembre de 2007, Summit Entertaiment anunció que Robert interpretaría a Edward Cullen, el sexy vampiro en la película de Crepúsculo y sus secuelas, basado en los libros de Stephenie Meyer, con el mismo nombre.
Ahora Rob está por estrenar dos películas, una donde interpreta a un gay: Salvador Dalí, llamada Little Ashes, también actúa en las películas The Summerhouse, How to Be (únicamente presentada en un festival de cine), That Bad Mother’s Handbook.
En el 2009 comenzará a rodar una película llamada Part per Billion, a la que él califica como “uno de los guiones más líricos que he leído en mi vida”.
Robert por el momento ha terminado de grabar Luna Nueva y su reciente proyecto en “Remember Me” ahora, este chico es imparable al tener varios contratos en la industria del cine, Rob tiene confirmadas 3 películas mas, Eclipse, la cual se encuentra rodando, Unbound Captives y Bel Ami, aparte este chico no se irá para ningún lado, siendo el soltero más codiciado del 2009 y el chico más sexy del mundo y el más perseguido por los medios.

Biografía de Kristen Stewart (Isabella Swan-Crepúsculo)

Kristen Stewart, actriz estadounidense conocida por su papel de Isabella Swan en la película de vampiros “Crepúsculo” nació el 9 de abril de 1990 en Los Ángeles, California su padre es el productor de televisión John Stewart y su madre es la guionista Jules Mann, tiene un hermano mayor de nombre Cameron. Su nombre completo es Kristen Jaymes Stewart.

Kristen comenzó a actuar desde temprana edad, cuando tenía 9 años un agente la vió cuando participaba en una obra por navidad en su escuela pronto tuvo la oportunidad de realizar una breve aparición en la película “Tritón por accidente” en 1999 del canal Disney pero evitando permanecer por mucho tiempo en producciones infantiles en el 2001 obtuvo el papel de la hija de una madre soltera interpretada po la actriz Patricia Clarkson en la película “La seguridad de los objetos”.

Al año siguiente obtuvo de manera inesperada el papel de la hija del personaje de Jodie Foster en “La habitación del pánico” dirigida por David Fincher en el 2002, Kristen Stewart reemplazó a la actriz Hayden Panettiere quien originalmente actuaría en dicho papel y a su vez Jodie Foster reemplazaba a Nicole Kidman quien iba a ser la protagonista del filme.

Su actuación en “La habitación del pánico” tuvo buen recibimiento de la crítica mas no la película en sí. Continuó interpretando roles de “hija” en el 2003 actuó en “La casa” en la que pudo actuar junto al actor Dennis Quaid y la actriz Sharon Stone.

Fue en el 2004 cuando finalmente Kristen Stewart a sus 13 años consigue un rol protagónico en la película dramática “Speak”, adaptación de la novela de Laurie Halse Anderson, en dicha producción Kristen interpreta a una estudiante muda con seris problemas emocionales. La película fue proyectada en el Festival de Sundance recibiendo buenas críticas por su notable actuación; ese mismo año actuó en la película “Catch that kid” adaptación de la película danesa “Klatretosen” en dicho filme Stewart es una adolescente que con dos amigos tienen como objetivo asaltar un banco para poder pagar la operación de su padre quien está entre la vida y la muerte.

En el 2005 tuvo un pequño papel en la película fantástica “Zathura” pasando casi desapercibida, en el 2006 encarnó a “Maya” en la película “Gente poco corriente”. Fue en el 2007 cuando interpreta a la hija adolescente del personaje Lucy Hardwicke interpretado por Meg Ryan en la película “Entre Mujeres”, también actuó en la película “Hacia rutas salvajes” dirigida por el actor Sean Penn; ese mismo año tuvo una pequeña aparición en la película “Jumper”.

En noviembre del 2007 la productora Summit Entertainment eligió a Kristen Stewarpara interpretar a Isabella Swan personaje de la película “Crepúsculo” basada en la novela del mismo nombre de la escritora Stephenie Meyer, en dicha película de vampiros actúa al lado de Robert Pattinson (Edward Cullen) la cinta se rodó en los meses de febrero a mayo del 2008 y se estrenó el 21 de noviembre del mismo año en los Estados Unidos cosechando éxito desde entonces en todas partes del mundo.

Kristen Stewart ya se encuentra rodando sus escenas en la secuela de Crepúsculo, “Luna Nueva” en el mismo personajde Isabella Swan y entre otros proyectos a estrenarse están: “Adventureland”, “Welcome to the Rileys” para el 2009 y “The Runaways” para el 2010.

jueves, 11 de febrero de 2010

robert pattinson el hombre mas guapo de todos



miércoles, 10 de febrero de 2010

POR QUÉ NOS GUSTA CREPÚSCULO, LUNA NUEVA Y ECLIPSE

LLo que más me ha de los libros de Stephenie Meyer, Crepúsculo y Luna nueva es la revisión que da la autora a mitos tan conocidos como los vampiros y los licántropos. Los enfoca de una forma distinta, introduciéndolos en el mundo actual, como personajes que deben pasar desapercibidos para que sus dotes mágicas no sean descubiertas. También me llama la atención el hecho de que la historia está narrada por una adolescente con problemas cotidianos (como cualquier ser humano), y el sentido irónico y psicológico con los que en ocasiones la protagonista adorna sus frases.

Difícil no, imposible resumir en una línea lo que nos gusta de esos dos pedazo de libros, la cuestión es ¿Qué no nos ha gustado? Nada; porque todo es precioso y emocionante, cada línea que contienen esos libros debería valer millones.

He leído los dos libros, y creo que son unos magníficos libros, y que Stephenie tiene muchísima imaginación. Me encanta cuando Bella intenta averiguar quien es Edward Cullen, y la primera teoría es que le ha picado una araña radioactiva, me reí mucho. El libro tiene unas partes cómicas, con las que luego, al recordar, te sigues riendo. También tienen partes tristes, y como yo, (espero no haber sido la única) llore mucho, como cuando, en Luna Nueva, Edward deja a Bella… Creía que me iba a morir. Y cuando, con la ayuda de Jacob, vuelve a tener una razón para no vivir como una zombie, me alegre mucho…

Es una historia muy bonita de amor, que es un poco extraña, porque él quiere chuparle la sangre y ella es demasiado curiosa.

Y también me gusta cuando Rosalie, en la votación por lamortalidad de Bella, dice que no, y le pide permiso a Bella para explicarse, y le dice algo así: No es que quiera que formes parte de la familia, es que si a mi me hubieran dado a elegir, no habría escogido esta vida.

Porque aunque no lo parezca, esta intentando proteger a Bella.

Y me encanto cuando Edward le pido a Bella que se casaran, ¡¡¡me puse a dar saltitos de alegría!!! Es un libro lleno de emociones, que las sientes como si fuesen las tuyas propias, me encantó cuando Edward le mostró el prado a Bella, y el enseñó que su piel brillaba, y cuando los dos se besaron, exclamé: ¡¡Por fin!!.

Y en Luna Nueva llore mucho, cuando Edward deja a Bella, y me entusiasmé cuando oyó a Edward y cuando junto con Jacob, reconstruyeron las motos, y Jacob le enseño a montarlas y volvió a oir a Edward. Y cuando pensaba empezar a salir con Jacob y yo pensaba que no le podría hacer eso a Edward, porque seguro que iba a volver…


Es una historia de amor peligroso de los más impactante; no había leído nunca historia más bonita! Y eso que soy una devora libros!!

Retrata profundamente los sentimientos humanos (amor,dolor,angustia) incluso en ocasiones el mismo lector se siente enfermo de esos sentimientos. Tan real como ficticia.

Crepúsculo: Edward es el “gran hermano”, que pasa por gran amigo, y termina siendo el gran amor de Isabella. Luna nueva: Isabella es la gran protagonista que daría su vida (y su muerte) por su gran amor, que hablando en grandes términos, es mortal para ella. Y su nuevo gran amigo crea el magnánimo dilema: ¿ser o no ser? (sin ánimo de plagiar a Shakespeare). Conclusión--> El despliegue de sentimientos es INSUPERABLE. Sin estos libros (y los siguientes) muchos no conoceríamos el concepto de ironía.

La historia de Bella y Edward es simplemente mágica... Debe ser porque me ha hecho reír y llorar como si tuviese 15 años, y tengo 32 ¡¡¡¡¡¡ y otra cosa: estoy loca por Edward.

Me gusta cómo trata el tema del primer amor y cómo va evolucionando y madurando el mismo. Me transporta de nuevo a mi adolescencia y me hace sonreir.

Cada historia te hace soñar y te transporta a un mundo mágico.

Son libros de amor, sensaciones y vivencias que te hacen soñar y dejar tu mundo por unos momentos.

Poder soñar que siendo normal te pueden pasar cosas asombrosas y apasionantes.

Pues en una frase, me ha gustado la expresividad y vocabulario.

La emoción de saber qué pasará cuando pases la siguiente página, y la siguiente, hasta que termines el libro y sientas que has vivido toda la historia junto a sus protagonistas.

Sus títulos invitan a leerlos.


Revelan detalles de escena inicial de “Saga Crepúsculo: Eclipse”

El popular blog “Lainey Gossip” que se edita desde Vancouver, lugar donde se rueda “Saga Crepúsculo: Eclipse“, al igual que las anteriores cintas de la popular saga de vampiros ha sacado varias conclusiones luego de analizar fotografías de escenas filmadas recientemente, entre ellas que la escena inicial de Eclipse incluiría a Riley, interpreta el actor Xavier Samuel.

La escena en cuestión tendría a Riley, éste se ve aterrorizado en un callejón en Seattle por una sombra siniestra que resulta ser de Victoria, que interpreta Bryce Dallas Howard. Todas las fotos de la serie se pueden ver en el sitio de Lainey Gossip.

A fines de agosto pasado, Xavier Samuel también pudo ser captado en una serie de fotos. En ese momento, estaba filmando una escena de seducción con su co-protagonista Bryce Dallas Howard. Las imágenes del 20 de agosto, muestran a Howard y Samuel con Victoria seduciendo a Riley debajo de un puente para asegurarse de que éste lleve a cabo sus órdenes para convertir nuevos vampiros.

“Saga Crepúsculo: Eclipse” es una adaptación de la tercera novela de serie Crepúsculo de la autoraStephenie Meyer, la dirección está a cargo del cinesta David Slade. Sabiendo que su decisión tiene el potencial para encender la lucha eterna entre vampiros y hombres lobo, Bella Swan, una vez más se encuentra rodeada por el peligro, mientras ella se ve obligada a elegir entre su amor por Edward Cullen y su amistad con Jacob Black en esta película.

Robert Pattinson
y Kristen Stewart retornan como Edward y Bella, Taylor Lautner hace lo propio como Jacob Black. Bryce Dallas Howard toma el papel de Victoria que interpretó Rachelle Lefevre en las dos primeras películas, Catalina Sandino Moreno llega como Maria, y Jack Huston es introducido como el antiguo novio de Rosalie, Royce King II.

El estreno de la película está pautado para el 20 de junio del 2010.

PATTINSON Y STEWART EN ESCENAS DE `ECLIPSE´

La saga Crepúsculo, Eclipse

01 de Julio de 2009

Ya sabemos la fecha en que comenzará a rodarse la tercera parte de la saga Crepúsculo(Twilight), Eclipse, basada en las novelas de la escritora Stephanie Meyer, el rodaje empezará en Vancouver el próximo 17 de agosto y está previsto que finalice el 31 de octubre.

El estreno de Eclipse tiene como fecha el 30 de junio de 2010 y aunque sonó como posible director del film, Juan Antonio Bayona (El Orfanato), al final el director será David Slade (30 días de oscuridad).

Las anteriores entregas fueron dirigidas por Catherine Hardwicke (Crepúsculo), que tuvo una recaudación superior a los 270 millones de euros. Cifra que esperan superar con Crepúsculo la saga: Luna nueva, realizada por Chris Weitz.

Los actores principales seguirán siendo Robert Pattison, como el vampiro Edward Cullen, yKristen Stewart volverá a encarnar el papel de Bella Swan para alegría de sus más fieles seguidores y fans de esta exitosa saga crepúsculo.

Libro Eclipse de Stephanie Meyer



Eclipse de Crepúsculo: Reparto definitivo e inicio de rodaje

Crepúsculo

Ayer 18 de agosto comenzó el rodaje de Eclipse, la tercera entrega de la saga Crepúsculo. Dirigida por David Slade, director de 30 días de oscuridad y Hard Candy. Eclipse se estrenará en cines el próximo 30 de junio de 2010.

comenten porfis






19 de agosto de 2009 / Daniel López

Eclipse está basada en la novela homónima escrita por Stephenie Meyer. En su rodaje se reunen otra vez Robert Pattinson, Kristen Stewart, Taylor Lautner, entre otros.

Las novedades del reparto son Bryce Dallas Howard (la nueva Victoria), Catalina Sandino Moreno (En el papel de Maria), Xavier Samuel (como Riley), Jack Huston (Royce King), Julia Jones (como Leah), BooBoo Stewart (en el papel de Seth) y la joven Jodelle Ferland (interpretando a Bree).

En Eclipse volveremos a ver a los miembros de la familia Cullen: Ashley Greene como Alice, Peter Facinelli como Carlisle, Elizabeth Reaser como Esme, Kellan Lutz como Emmett, Nikki Reed como Rosalie y Jackson Rathbone como Jasper. Billy Burke también retoma el personaje de Charlie Swan. Eclipse se está rodando en localizaciones de Vancouver.

Eclipse nos trae también de vuelta a los miembros de la Nación India Quileute; a los compañeros de clase de Bella y Edward; y a los legendarios Volturi, el venerable aquelarre que impone leyes e imparte su particular justicia en el mundo de los vampiros. Eclipse, Bella se encuentra otra vez rodeada de misteriosos peligros: una ola de extraños asesinatos tiene lugar en Seattle, mientras que Victoria, una malévola vampira continúa su búsqueda de venganza. En medio de todo esto, Bella se ve obligada a elegir entre su amor por Edward y su amistad con Jacob — a sabiendas de que su elección puede hacer saltar la chispa que vuelva a reavivar la eterna lucha entre vampiros y hombres lobo. Con la graduación acercándose, Bella se enfrenta a la decisión más importante de su vida.

Crepúsculo se estrenó en España el 5 de Diciembre de 2008, con una recaudación que ha superado los 12,5 millones de euros convirtiéndose en la película revelación del año y una de las más taquilleras. Luna Nueva (segunda entrega de la saga Crepúsculo) se estrenará en cines de toda España el 18 de Noviembre de 2009 (2 días antes del estreno oficial en Estados Unidos).

Reparto final de Eclipse

Kristen Stewart es Bella Swan
Robert Pattinson es Edward Cullen
Taylor Lautner es Jacob Black

Familia Cullen
Ashley Greene es Alice Cullen
Peter Facinelli es Dr. Carlisle
Elizabeth Reaser es Esme Cullen
Kellan Lutz es Emmett Cullen
Nikki Reed es Rosalie Hale
Jackson Rathbone es Jasper Hale

Clan Lobo
Chaske Spencer es Sam Uley
Bronson Pelletier es Jared
Alex Meraz es Paul
Kiowa Gordon es Embry Call
Tyson Houseman es Quil Ateara

Otros Quileutes
Gil Birmingham es Billy Black
Tinsel Korey es Emily

Vampiros nómadas
Bryce Dallas Howard es Victoria

Volturi
Cameron Bright es Alec
Charlie Bewley es Demetri
Daniel Cudmore es Felix
Dakota Fanning es Jane

Otros miembros del reparto
Billy Burke es Charlie Swan
Sarah Clarke es Renee Dwyer
Anna Kendrick es Jessica
Michael Welch es Mike
Christian Serratos es Angela
Justin Chon es Eric

Nuevos personajes
Xavier Samuel es Riley
Catalina Sandino Moreno es Maria
Jack Huston es Royce King
Julia Jones es Leah Clearwater
BooBoo Stewart es Seth Clearwater
Jodelle Ferland es Bree

Novedades sobre Eclipse, de la saga Crepúsculo: Catalina Sandino & Jack Huston

Pero no va de eso el post, que me he distraído, hay novedades en el castingde Eclipse, la tercera entrega, la que dirigirá David Slade. Nada más y nada menos que la colombiana Catalina Sandino Moreno, la magnífica actriz de"María, llena eres de gracia" (también la vimos en Che) se ha apuntado a hacer de vampira. En su caso, de vampira de lo más emprendedora, porque tratará de crear un ejército de vampiritos jóvenes, según THR.

Además, Jack Huston (¡el nieto de John Huston!) será Royce King II, un humano que vivió durante la Gran Depresión en Estados Unidos.

Entre estos dos y lo de Bryce Dallas Howard parece que estén apostando por reforzar el nivel de los actores en la saga Twilight.

El rodaje de Eclipse empieza ya, ya: se desarrollará desde el 17 de agosto hasta octubre.

Especial para las fans, nuevas imágenes de Bella y Jacob.


Eclipse de Crepúsculo, primeras imágenes filtradas

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A tan solo poco más de 1 mes para la ansiada proyección de Luna Nueva, la saga deCrepúsculo, ya se han filtrado algunas pics de la tercera parte de esta historia entre vampiros y mortales: Eclipse.

Las imágenes pertenecen a la revista People y en ellas pueden verse a los protagonistas Edward y Bella, quienes deberán pelear por su vida contra una horda de vampiros neófitos que están azotando Seattle y son comandados por Victoria quien busca venganza por la muerte de su compañero.

Eclipse será dirigida por el talentoso, pero oscuro director David Slade, el que de seguro -sin dejar de lado la veta romántica de la historia- le dará un giro más que retorcido e interesante.

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Imágenes del set de filmació

espero le gusten las fotos

'La saga Crepúsculo: Eclipse', primer cartel y fecha de estreno

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‘Eclipse’, el tercer capítulo de la saga Crepúsculo, llegará a los cines el próximo 30 de junio de 2010. Una fecha un tanto sorprendente ya que sólo habrán transcurrido siete meses desde el estreno de la segunda parte, con lo que se acortará considerablemente el tiempo que tendrán que esperar las fans de la saga para poder ver la nueva entrega en la gran pantalla. Recordemos que entre‘Crepúsculo’ y ‘Luna nueva’ pasó un año (las dos se estrenaron en noviembre), ¿a qué vendrán estas prisas?

Como podéis comprobar, ya ha salido el primer cartel de la película, cuya mayor novedad (supongo) es que abandona los tonos anaranjados de la segunda parte, para volver a los más oscuros de la primera. Por el momento, se ha preferido no sacar a los protagonistas en el cartel, pero ya habrá tiempo de eso. La sangre tras la luna parece dar a entender que ‘Eclipse’ será más violenta que las anteriores, algo a lo que también parece apuntar que se haya contratado a un director como David Slade para hacerse cargo de esta secuela.

Tras ’30 días de oscuridad’, el nuevo capítulo de la saga Crepúsculo será la segunda incursión de este director en el cine de vampiros, si es que podemos incluir ahí a esta saga, en la que los chupasangre no tienen colmillos ni chupan… sangre. De hecho, y esto hay que recordarlo, tiempo antes de que lo contrataran, le preguntaron a David Slade si había visto ‘Crepúsculo’; su respuestafue que tendrían que volarle la cabeza antes de hacer eso. Cuando firmó para dirigir la tercera parte, le volvieron a preguntar y dijo que esas declaraciones las había hecho en broma, que en realidad la creación de Stephenie Meyer le encanta. Lo que hace el dinero, ¿eh?

Personalmente, creo que Juan Antonio Bayona, uno de los candidatos que más sonó hace tiempo, resultaba una elección bastante más interesante; con sus limitaciones, ‘El orfanato’ me parece mejor película que la soporífera ’30 días de oscuridad’ y mucho mejor que la insultante ‘Hard Candy’ (su debut y su película más popular), pero bueno, a mí todavía no me pregunta nadie de Hollywood sobre este tipo de cuestiones. En cualquier caso, muy mal tiene que hacerlo Slade para no superar, aunque sea mínimamente, el trabajo realizado por sus dos predecesores, Catherine Hardwicke y Chris Weitz.

crepusculerosLa sinopsis del tercer libro parido por Stephenie Meyer (que se está forrando a costa de quinceañeras que no saben qué hacer con su cuerpo) es la siguiente: Bella se encuentra de nuevo en peligro. Una serie de misteriosos asesinatos está sembrando el pánico en la localidad y hay un ser maligno tras ella, sediento de venganza. Además, tendrá que elegir entre su amor por Edward y su amistad con Jacob, consciente de que su decisión podrá desencadenar definitivamente la guerra entre vampiros y hombres lobo. Mientras, se va acercando su graduación y tendrá una decisión más que tomar: vida o muerte. Pero, ¿cuál es cuál?

Más de lo mismo, por si había alguna duda, incluyendo los “misteriosos asesinatos en la localidad” (el padre de Bella, policía, todavía no se entera de nada) y las decisiones que la protagonista ya tomó en la anterior película, de nuevo sobre la mesa (en ‘Luna nueva’ queda bastante claro todo lo que quiere, no sé por qué tiene que volver a repetirlo). Además, por lo que he leído, parece que Meyer va a tener a su desesperada protagonista sin sexo durante otro capítulo más, hasta que decida casarse por fin con su amado (imagino que a eso se refiere con lo de “vida o muerte”).

Por supuesto, los protagonistas de las dos anteriores entregas, Kristen Stewart, Robert Pattinson, Taylor Lautner, Billy Burke, Ashley Greene, Peter Facinelli, Nikki Reed y Dakota Fanning, entre otros, continúan en ‘La saga Crepúsculo: Eclipse’. En este sentido, las principales novedades del reparto son Bryce Dallas Howard (‘La joven del agua’, ‘Spider-Man 3’) y Jodelle Ferland, la diabólica niña de ‘Expediente 39’.

PD: ¿Para cuándo una ‘Twilight Movie: Desparrame cerebral entre vampiros y lobos’?

Vía | Impawards

VOTOS4¡VOTA!

martes, 2 de febrero de 2010

ECLIPCE

espero le gusten estos capitulos del libro eclipce si les gusta porfavor dejenos comentarios grasias .

Epílogo:Elección

Jacob Black
—Jacob, ¿cuánto crees que te va a llevar esto? —inquirió Leah, impaciente, quejosa.
Apreté los dientes con fuerza.
Como todo el mundo en la manada, Leah se sabía la historia al completo. Conocía la razón por la que había venido aquí, al fin del mundo, de la tierra, el cielo y el mar. Para estar solo. Y ella sabía que eso era lo que yo quería. Simplemente estar solo.
Pero Leah me iba a obligar a soportar su compañía, como fuera.
Aunque estaba de lo más enfadado, me sentí lleno de autocomplacencia durante un buen rato. Ya no tenía que pensar siquiera en controlar mi temperamento. Ahora era fácil, algo que me salía porque sí, con naturalidad. Ya no lo veía todo rojo ni sentía esa explosión de calor bajándome por la columna. Por eso le contesté con voz calmada.
—Tírate por el acantilado, Leah —y señalé el precipicio que se extendía a mis pies.
—Seguro, chaval —ella me ignoró y se despatarró en el suelo a mi lado—. No tienes ni idea de lo duro que me resulta esto.
—¿A ti? —necesité casi un minuto para aceptar que lo decía en serio—. Debes de ser la persona más ególatra del mundo, Leah. Odio tener que hacer pedazos ese mundo de ilusiones en el que vives, ese en el que el sol órbita alrededor del sitio donde estás, así que no te voy a contar lo poco que me preocupa tu problema. Pírate. Lejos.
—Sólo míralo desde mi punto de vista por un minuto, ¿vale? —continuó, como si no le hubiera dicho nada.
Si lo estaba haciendo para cambiarme el estado de ánimo, funcionaba. Empecé a reír, aunque el sonido se volvió extrañamente doloroso.
—Frena esas risotadas y presta atención —me interrumpió con brusquedad.
—Si finjo que te escucho, ¿te largarás? —pregunté, echando una ojeada a su permanente cara de pocos amigos. No estaba seguro de haberle visto alguna vez otra expresión.
Recordé cuando solía pensar que Leah era guapa, incluso hermosa. De eso hacía ya mucho tiempo. Ahora, nadie pensaba en ella de esa manera, excepto Sam. Él nunca se perdonaría a sí mismo, como si fuera culpa suya que se hubiera convertido en esa arpía avinagrada.
Su ceño se cerró más aún, como si adivinara lo que estaba pensando. Probablemente era así.
—Esto me está poniendo enferma, Jacob. ¿Es que no te puedes imaginar por lo que estoy teniendo que pasar? Ni siquiera me gusta Bella Swan. Y me has tenido lamentándome por esta amante de sanguijuelas como si yo también estuviera enamorada de ella. ¿No te das cuenta de que es algo que me hace sentir muy confusa? ¡Anoche soñé que la besaba! ¡Qué demonios se supone que he de hacer con eso!
—¿Tiene que importarme?
—¡No puedo soportar más el estar en tu cabeza! ¡Termina con esto de una vez! Ella se va a casar con esa «cosa». ¡Va a intentar convertirse en uno de ellos! Ya es hora de que te des cuenta, chaval.
—¡Cállate! —rugí.
Devolverle el golpe sería una equivocación. Eso lo sabía y por ello me mordía la lengua, pero lo lamentaría de veras si no se marchaba. Ahora.
—En cualquier caso, probablemente él la matará —observó Leah, con aire despectivo—. Todas las historias insisten en que suele ocurrir. Quizás un funeral sería mejor final para esta historia que una boda. Ja.
Esta vez reaccioné. Cerré los ojos y luché contra el sabor cálido en mi lengua. Empujé y empujé contra el fuego que bajaba por mi espalda en un esfuerzo por mantener mi forma humana, mientras mi cuerpo intentaba justo lo contrario.
La fulminé con la mirada cuando conseguí controlarme de nuevo. Ella me miraba las manos mientras los temblores se iban apagando. Sonriente.
A saber dónde le vería el chiste.
—Si te agobia la confusión de sexos, Leah... —comenté, con lentitud, enfatizando cada palabra—. ¿Cómo crees que lo llevamos los demás mirando a Sam a través de tus ojos? Ya es lo bastante malo que Emily tenga que soportar tu fijación. Tampoco ella necesita que los chicos andemos jadeando detrás de él.
Cabreado como estaba, sin embargo, sentí una cierta culpabilidad cuando observé el espasmo de dolor que cruzó su rostro.
Saltó sobre sus pies, parándose lo justo para escupir en mi dirección y corrió hacia los árboles, vibrando como un diapasón.
Me eché a reír de forma sombría.
—Te lo dije.
Sam me iba a liar una buena por esto, pero merecía la pena. Leah ya no me molestaría más. Y repetiría el corte si se me presentaba la oportunidad.
Porque sus palabras se habían quedado conmigo, grabadas en mi cerebro, y haciéndome sufrir tanto que apenas podía respirar.
No me importaba demasiado que Bella hubiera escogido a otro. Esta agonía no tenía nada que ver con eso. Podía vivir con ese dolor por el resto de mi estúpida vida, forzada a ser demasiado larga.
Lo que sí me importaba era que lo iba a abandonar todo, que iba a dejar que su corazón se parase y su piel se helara y que su mente se retorciera para cristalizarse en la cabeza de un predador. Un monstruo. Un extraño.
Había pensado que no había nada peor que eso, nada más doloroso en todo el mundo.
Pero, si él la mataba...
Otra vez tuve que combatir la ira que me inundaba. Quizá, si no fuera por Leah, habría estado bien dejar que el calor me transformara en una criatura capaz de lidiar mejor con esto. Una criatura con instintos mucho más fuertes que las emociones humanas. Un animal que no sentiría la pena del mismo modo. Un dolor diferente. Al menos, habría algo de variedad, pero Leah estaba corriendo ahora y yo no quería compartir sus pensamientos. La maldije entre dientes por cerrarme también esa vía de escape.
Me temblaban las manos a pesar de mis esfuerzos. ¿Qué era lo que las hacía temblar? ¿La ira? ¿La agonía? No estaba seguro de contra qué estaba luchando ahora.
Tenía que creer que Bella sobreviviría, pero eso requería confianza, una confianza que yo no deseaba sentir, confianza en la habilidad del chupasangres para mantenerla con vida.
Ella se convertiría en alguien distinto y me preguntaba cómo me afectaría eso. ¿Sentiría lo mismo que si muriera, cuando la viera allí, erguida como una piedra? ¿Como un trozo de hielo? ¿Y qué ocurriría cuando su olor me quemara la nariz y disparara mi instinto de romper y destruir...? ¿Cómo sería eso? ¿Querría matarla? ¿Podría llegar a desear no matar a uno de ellos?
Observé cómo las olas rodaban hacia la playa y desaparecían de mi vista bajo el borde del acantilado, pero allí las escuchaba batir contra la arena. Seguí contemplándolas hasta tarde, hasta mucho después del anochecer.
Seguro que sería mala idea volver a casa, pero tenía hambre y no se me ocurría ningún otro plan.
Puse mala cara cuando volví a ponerme el cabestrillo y agarré las muletas. Ojalá Charlie no me hubiera visto aquel día y difundido la historia de mi «accidente de moto». Estúpidos accesorios. Los odiaba.
El apetito empezó a parecerme estupendo en el momento en que entré en la casa y le eché una ojeada al rostro de mi padre. Algo le rondaba la cabeza. Lo tuve claro enseguida, ya que sobreactuaba, moviéndose con una naturalidad excesiva.
También se puso a hablar por los codos y estuvo charloteando sobre el día antes de que pudiera llegar a la mesa. Nunca parloteaba de este modo salvo que hubiera algo que no quisiera decir. Lo ignoré todo lo que pude, concentrándome en la comida. Cuanto más rápido me lo tragara todo...
—...y Sue se ha dejado caer hoy por aquí —su voz sonaba alta, difícil de ignorar, como de costumbre—. Es extraordinaria, esa mujer es más dura que los osos pardos. De todos modos, no sé cómo consigue apañarse con la chica que tiene. La pobre, ya hubiera tenido lo suyo con un simple lobo, pero es que Leah además, come como una loba.
Se rió de su propio chiste.
Esperó un buen rato a ver si yo respondía, pero no pareció darse cuenta de mi expresión indiferente, de mortal aburrimiento. La mayoría de los días esto le molestaba. Quería que se callase ya respecto a Leah, estaba intentando no pensar en ella.
—Seth es mucho más fácil de llevar. Claro, tú también resultabas mucho más sencillo que tus hermanas, hasta que... bueno, tú tienes que vértelas con algo más que ellas.
Suspiré, un suspiro largo y profundo y miré hacia la ventana.
Billy se quedó callado durante un segundo que se me hizo un poco largo.
—Hoy hemos tenido carta.
Seguramente éste era el tema que había estado evitando hasta el momento.
—¿Una carta?
—Una... invitación de boda.
Se me contrajeron todos los músculos del cuerpo y una pizca de calor me bajó por la espalda. Me aferré a la mesa para mantener las manos quietas.
Billy continuó como si no se hubiera dado cuenta.
—Hay una nota dentro que está dirigida a ti. No la he leído.
Sacó un grueso sobre de color marfil de donde lo tenía guardado, entre la pierna y el brazo de su silla de ruedas. Lo dejó en la mesa entre ambos.
—A lo mejor no deberías leerlo. En realidad, no importa lo que diga.
Estúpida psicología de pacotilla. Cogí el sobre de la mesa.
Era un papel grueso, rígido. Caro. Demasiado pijo para Forks. La tarjeta que iba dentro era demasiado prolija y formal. Bella no había intervenido en eso. No había ningún rastro de su gusto en las hojas de papel transparente, como pétalos impresos. Apostaría incluso a que a ella ni siquiera le gustaba. No leí las palabras, ni siquiera la fecha. No me importaba.
Había un trozo de grueso papel marfil doblado en dos con mi nombre escrito en tinta negra en la parte posterior. No reconocí la letra manuscrita, pero era tan pijo como todo lo demás. Durante medio segundo, me pregunté si el chupasangres lo hacía en plan de regodeo.
Lo abrí.
Jacob.
Sé que rompo las reglas al enviarte eto. Ella tenía miedo de herirte, y no quería que te sintieras en modo alguno obligado, pro sé que si las cosas hubieran salido de otra manera, yo hubiera deseado tener la posibilidad de elgir.
Te prometo que cuidare de ella, Jacob. Gracias, por ella y por todo.
Edward.
—Jake, sólo tenemos esta mesa —comentó Billy, mirando hacia mi mano izquierda.
Tenía los dedos tan apretados contra ella que comenzaba a estar en serio peligro. Los solté uno por uno, concentrándome en esa única acción y luego junté las manos para evitar el riesgo de romper algo más.
—Bueno, de todas formas no importa —masculló Billy.
Me levanté de la mesa, y empecé a sacarme la camiseta encogiendo los hombros. Esperaba que, a estas horas, Leah ya estuviera en casa.
—Aún no es demasiado tarde —murmuró Billy cuando abrí la puerta de un empujón.
Estaba corriendo antes de llegar a los árboles, dejando a mis espaldas una hilera de ropas como si fueran migas de pan, igual que las dejaría si quisiera volver a encontrar el camino de casa. Ahora era muy fácil entrar en fase. No tenía que pensar, porque mi cuerpo ya sabía lo que había y me daba lo que deseaba antes de pedírselo.
Ahora tenía cuatro patas y estaba volando.
Los árboles se desdibujaron en un mar oscuro que fluía a mi alrededor. Mis músculos se contraían y distendían casi sin esfuerzo aparente. Podría correr así durante días sin llegar a cansarme. Quizás esta vez no pararía.
Pero no estaba solo.
Cuánto lo siento, susurró Embry en mi mente.
Podía ver a través de sus ojos. Se hallaba muy al norte, pero se había dado la vuelta y aceleraba para reunirse conmigo. Gruñí y alcancé más velocidad.
Espéranos, se quejó Quil. Él se encontraba más cerca, justo a la salida del pueblo.
Dejadme solo, les rugí a mi vez.
Podía sentir su preocupación en mi cabeza, pese a que intentaba sofocarla entre los sonidos del viento y el bosque. Esto era lo que más odiaba de todo, verme a mí mismo a través de sus ojos, peor aún ahora, que estaban llenos de compasión. Ellos también vieron mi rechazo, pero continuaron persiguiéndome.
Una voz nueva sonó en mi cabeza.
Dejad que se marche. El pensamiento de Sam era dulce, pero al fin y al cabo seguía siendo una orden. Embry y Quil frenaron hasta alcanzar un ritmo de paseo.
Ojalá pudiera dejar de oírles, dejar de ver a través de sus ojos. Tenía la cabeza atestada de cosas, pero la única manera de evitarlo y volver a estar solo, era regresar a mi forma humana y entonces no podría soportar el dolor.
Salid de fase, les ordenó Sam. Embry, voy a recogerte.
Primero una y luego otra, ambas conciencias se desvanecieron silenciosamente. Sólo quedó Sam.
Gracias, me forcé a pensar.
Vuelve cuando puedas. Las palabras sonaban débiles, desapareciendo en el vacío oscuro cuando él también se marchó. Ahora estaba solo.
Mucho mejor. Ahora podía oír el ligero crujido de las hojas húmedas bajo mis pezuñas, el susurro de las alas de un buho sobre mi cabeza, el océano, allá muy lejos, hacia el oeste, con su gemido al chocar contra la costa. Escuchaba esto, pero nada más. No sentía más que la velocidad, nada más que el empuje del músculo, los tendones y el hueso, trabajando juntos en armonía, mientras los kilómetros desaparecían bajo mis patas.
Si el silencio en mi mente permanecía, nunca volvería atrás. Sería el primero en escoger esta forma frente a la otra. Quizá no tendría que volver a escuchar jamás si corría lo suficiente.
Moví las patas con más rapidez, dejando que Jacob Black desapareciera a mis espaldas.

nesesidades

No llegué muy lejos antes de darme cuenta de que la conducción se había convertido en algo imposible.
Cuando ya no podía ver más, dejé que las ruedas se deslizaran sobre el arcén lleno de baches y reduje la velocidad hasta detenerme. Me derrumbé sobre el asiento y me dejé dominar por la debilidad que había controlado en la habitación de Jacob. Había sido peor de lo que pensaba y tan fuerte que me tomó por sorpresa. Y sí, había hecho bien en ocultárselo a Jacob. Nadie debía saber esto jamás.
Pero no estuve sola durante mucho tiempo, sólo el necesario para que Alice me descubriera allí y los pocos minutos que tardó él en llegar. La puerta chirrió al abrirse y Edward me abrazó con fuerza.
Al principio fue peor, porque había una pequeña parte en mí, muy pequeña, pero que iba creciendo y enfadándose a cada minuto y gritando por todo mi ser, que demandaba unos brazos distintos. Y esto fue una nueva fuente de culpa que sirvió para condimentar mi pena.
El no dijo nada y me dejó sollozar hasta que empecé a barbotar el nombre de Charlie.
—¿Estás preparada para volver a casa? ¿De veras? —me preguntó, dudoso.
Me las arreglé para convencerle, después de varios intentos, de que no me iba a sentir mejor a corto plazo. Necesitaba llegar a casa de Charlie antes de que se hiciera tan tarde como para que telefoneara a Billy.
Así que me llevó a casa, por una vez sin llegar al máximo de velocidad de mi coche, manteniendo el brazo firmemente apretado a mi alrededor. Intenté recobrar el control a lo largo de todo el camino. Pareció un esfuerzo inútil al principio, pero no me di por vencida. Me dije que era cuestión de unos pocos segundos el tiempo justo para dar unas cuantas excusas o inventar unas cuantas mentiras y entonces podría derrumbarme otra vez. Tenía que ser capaz de lograr al menos eso. Busqué a duras penas por todo mi cerebro, un desesperado intento de encontrar una reserva de fuerza en alguna parte.
Al final, hallé la suficiente para apagar los sollozos, o disminuir su fuerza al menos, aunque no pudiera acabar con ellos del todo. Las lágrimas no hubo forma. No había ninguna triquiñuela por ninguna parte capaz de ayudarme a controlarlas de ningún modo.
—Espérame arriba —murmuré cuando llegamos a la puerta de la casa.
Me abrazó con más fuerza aún durante un minuto y se marchó.
Una vez dentro, me dirigí en línea recta hacia las escaleras.
—¿Bella? —me llamó Charlie, desde su lugar habitual en el sofá, cuando pasé de largo.
Me volví para mirarle sin hablar. Se le salieron los ojos de las órbitas y se puso en pie de un salto.
—¿Qué ha pasado? ¿Está Jacob...? —inquirió.
Sacudí la cabeza con furia mientras intentaba hallar la voz.
—Está bien, está bien —le prometí, en un tono bajo y hosco. Y en realidad, Jacob estaba bien físicamente, que era todo lo que de verdad le preocupaba a Charlie.
—Pero ¿qué ha pasado? —me agarró por los hombros, con los ojos aún dilatados y llenos de angustia—. ¿Qué es lo que te ha pasado a ti?
Debía de tener un aspecto mucho peor de lo que imaginaba.
—Nada, papá. He... tenido que hablar con Jacob sobre... algunas cosas un poco difíciles. Estoy bien.
Su ansiedad se calmó y fue sustituida por la desaprobación.
—¿Y éste era realmente el mejor momento? —me preguntó.
—Es probable que no, papá, pero no me ha dejado otra alternativa, simplemente había llegado el momento de tener que elegir... Algunas veces no hay forma de llegar a un punto intermedio.
Sacudió la cabeza con lentitud.
—¿Cómo se lo ha tomado? —no le contesté. Me miró a la cara durante un minuto y después asintió. Seguro que ésa era respuesta suficiente—. Espero que no hayas sido un inconveniente para su recuperación.
—Se cura rápido —mascullé.
Charlie suspiró.
Sentí cómo iba perdiendo el control.
—Estaré en mi cuarto —le dije, sacudiendo los hombros para desprenderme de sus manos.
—Vale —admitió Charlie. Se daba cuenta de cómo subía el nivel de las aguas. Nada le asustaba más que las lágrimas.
Hice todo el camino hasta mi habitación a ciegas y dando tumbos.
Una vez en el interior, luché con el cierre del cabestrillo, intentando soltarlo con los dedos temblorosos.
—No, Bella —susurró Edward mientras me cogía las manos—. Esto es parte de quien eres.
Me empujó dentro de la cuna de sus brazos cuando los sollozos se liberaron de nuevo.
Ese día, que se me había hecho el más largo de mi vida, no hacía más que estirarse y volverse a estirar y me preguntaba si alguna vez se acabaría.
Pero, aunque la noche, implacable, se me hizo larguísima también, no fue la peor de mi vida. Me consolé pensando en eso, y además... no estaba sola. Y también encontraba muchísimo consuelo en ello.
Los estallidos emocionales aterraban a mi padre. El pánico le mantuvo alejado de mi habitación y le coartó su deseo de ver cómo estaba, aunque no paré quieta y él, probablemente, no durmió mucho más que yo.
De una manera insoportable, esa noche vi con total claridad las cosas en perspectiva. Pude darme cuenta de todos los errores que había cometido y todos los detalles del daño infligido, tanto los grandes como los pequeños. Cada pena que le había causado a Jacob, cada herida de las que había ocasionado a Edward, se apilaban en nítidos montones que no podía ignorar ni negar.
Y me di cuenta de que había estado equivocada todo el tiempo sobre los imanes. No era a Edward y a Jacob a los que había tratado de reunir, sino que eran aquellas dos partes de mí misma, la Bella de Edward y la de Jacob, pero juntas no podían coexistir y nunca debería haberlo intentado.
Con eso, sólo había conseguido causar mucho daño.
En algún momento de la noche recordé la promesa que me había hecho aquella mañana temprano, la de que nunca permitiría que Edward me volviera a ver derramar una lágrima más por Jacob Black. El pensamiento me provocó un ataque de histeria que asustó a Edward mucho más que los sollozos, pero pasó también, como lo demás, y todo siguió su curso.
Edward habló muy poco; se limitó a abrazarse a mí en la cama y me dejó que le estropeara la camiseta con mis lágrimas.
Necesité más lágrimas y más tiempo del que pensaba para purgar esta pequeña ruptura en mi interior. A pesar de todo, sucedió que al final estaba lo suficientemente exhausta como para quedarme dormida. La inconsciencia no supuso el total alivio del dolor, sólo un torpe descanso parecido al sopor, como si fuera una medicina que lo hizo más soportable; pero las cosas quedaron como estaban, y seguí siendo consciente de ellas, incluso dormida, aunque me ayudó a hacerme a la idea de lo que necesitaba hacer.
La mañana trajo con ella, si no una visión más alegre, al menos un cierto control, y un poco de resignación. De forma instintiva, comprendí que esta nueva desgarradura en mi corazón me dolería siempre, convirtiéndose ahora en parte de mí misma. El tiempo lo curaría todo, o al menos eso es lo que la gente suele decir, pero a mí no me preocupaba si el tiempo me curaba o no. Lo que importaba era que Jacob se recuperara y volviera a ser feliz.
No sentí ningún tipo de desorientación cuando me desperté. Abrí los ojos, secos por fin, y me topé con la mirada de Edward, llena de ansiedad.
—Hola —le dije. Tenía la voz ronca, así que me aclaré la garganta. El no contestó. Me observó, esperando que comenzara de nuevo—. No, estoy bien —le aseguré—. No voy a empezar otra vez —entrecerró los ojos ante mi afirmación—. Siento que hayas tenido que presenciar esto —comenté—. No me parece justo para ti.
Puso las manos a cada lado de mi rostro.
—Bella, ¿estás segura de haber efectuado la elección correcta? Nunca te he visto sufrir tanto... —se le quebró la voz en la última palabra.
Pero sí que había conocido una pena mayor.
Le toqué los labios.
—Sí.
—No sé... —arrugó el entrecejo—. Si te duele tanto, ¿cómo puede ser esto lo mejor para ti?
—Edward, tengo claro sin quién no puedo vivir.
—Pero...
Sacudí la cabeza.
—No lo entiendes. Puede que tú seas lo suficientemente valiente o fuerte para vivir sin mí, si eso fuera lo mejor, pero yo nunca podría hacer ese sacrificio. Tengo que estar contigo. Es la única manera en que puedo seguir viviendo.
Aún parecía poco convencido. No debería haberle dejado quedarse conmigo la noche anterior, pero le necesitaba tanto...
—Acércame ese libro, ¿quieres? —le pedí, señalando por encima de su hombro.
Frunció las cejas, confundido, pero me lo dio con rapidez.
—¿Otra vez el mismo? —preguntó.
—Sólo quería encontrar esa parte que recordaba... para ver con qué palabras lo expresa ella... —pasé las páginas deprisa, y encontré con facilidad la que buscaba. Había doblado la esquina superior, ya que eran muchas las veces que había repetido su lectura—. Cathy es un monstruo, pero hay algunas cosas en las que tiene razón —murmuré, y leí las líneas en voz queda, en buena parte para mis adentros—. «Si todo pereciera y él se salvara, yo podría seguir existiendo; y si todo lo demás permaneciera y él fuera aniquilado, el universo entero se convertiría en un desconocido totalmente extraño para mí» —asentí, otra vez para mí misma—. Comprendo a la perfección lo que ella quiere decir, y también sé sin la compañía de quién no puedo vivir.
Edward me arrebató el libro de las manos y lo lanzó limpiamente a través de la habitación, aterrizando con un suave golpe sordo sobre mi escritorio. Enrolló los brazos alrededor de mi cintura.
Una pequeña sonrisa iluminó su rostro perfecto, aunque la preocupación aún se notaba en la frente.
—Heathcliff también tiene sus aciertos —comentó. Él no necesitaba el libro para saberse el texto a la perfección, me estrechó más aún entre sus brazos y me susurró al oído—. «¡No puedo vivir sin mi vida! ¡No puedo vivir sin mi alma!».
—Sí —le contesté en voz baja—. Ése es el tema.
—Bella, no puedo soportar que te sientas tan mal. Quizá...
—No, Edward. He convertido todo en un auténtico lío y voy a tener que vivir con ello, pero ya sé lo que quiero y lo que necesito... y lo que voy a hacer ahora.
—¿Y qué es lo que vamos a hacer ahora?
Sonreí un poco ante su corrección y después suspiré.
—Vamos a ver a Alice.
Alice estaba sentada en el primer escalón del porche, demasiado nerviosa para esperarnos dentro. Parecía a punto de comenzar un baile de celebración, y estaba muy excitada con las noticias que sabía que habíamos ido allí a comunicarle.
—¡Gracias, Bella! —gritó en cuanto bajamos del coche.
—Tranquila, Alice —le advertí, levantando una mano para contener su júbilo—. Te voy a poner unas cuantas condiciones.
—Ya lo sé, ya lo sé, ya lo sé. Tengo hasta el trece de agosto como fecha máxima, tienes poder de veto en la lista de invitados y no puedo pasarme en nada o no volverás a hablarme jamás.
—Oh, vale. Está bien. Entonces, ya tienes claras las reglas.
—No te preocupes, Bella, todo será perfecto. ¿Quieres ver tu vestido?
Tuve que respirar varias veces seguidas. Cualquier cosa que la haga feliz, me dije a mí misma.
—Seguro.
La sonrisa de Alice estaba llena de suficiencia.
—Esto, Alice —comenté, intentando mostrar un tono de voz natural, sereno—, ¿cuándo me conseguiste el vestido?
Seguramente no valió mucho como actuación. Edward me apretó la mano.
Alice encabezó la marcha hacia el interior, subiendo las escaleras.
—Estas cosas requieren su tiempo, Bella —-explicó, aunque su tono era algo... evasivo—. Quiero decir que no estaba segura de que las cosas fueran a tomar este rumbo, pero había una clara posibilidad...
—¿Cuándo? —volví a preguntarle.
—Perrine Bruyere tiene lista de espera, ya sabes —me contestó ya a la defensiva—. Las obras maestras artesanales no se hacen del día a la noche. Si no lo hubiera pensado con antelación, ¡llevarías puesta cualquier cosa!
No parecía que fuera capaz de dar una réplica en condiciones, ni siquiera por una vez.
—Per... ¿quién?
—No es un diseñador de los importantes, Bella, así que no es necesario que pilles una rabieta, pero él me prometió que lo haría y está especializado en lo que necesito.
—No estoy cogiendo una rabieta.
—No, tienes razón —miró con suspicacia mi rostro en calma. Así que mientras entraba en su habitación, se volvió hacia Edward—. Tú... fuera.
—¿Por qué? —le pregunté.
—Bella —gruñó—. Ya conoces las reglas. Se supone que él no puede ver el vestido hasta el día del evento.
Volví a respirar hondo.
—A mí eso no me importa, y sabes que ya lo ha visto en tu mente, pero si así es como lo quieres...
Empujó a Edward hacia la puerta. El ni siquiera le dedicó una mirada, ya que no me perdía a mí de vista, receloso, preocupado por dejarme sola. Yo asentí, esperando que mi expresión fuera lo bastante tranquila como para insuflarle seguridad.
Alice le cerró la puerta en las narices.
—¡Estupendo! —murmuró—. Vamos.
Me cogió de la muñeca y me arrastró hasta su armario, mayor que todo mi dormitorio, y después tiró de mí hasta la esquina más lejana, donde una gran bolsa blanca para ropa ocupaba ella sola todo un perchero.
Abrió la cremallera de la bolsa con un solo movimiento y después la retiró con cuidado de la percha. Dio un paso hacia atrás, alargando un brazo hacia ella como si fuera la presentadora de un programa concurso.
—¿Y bien? —me preguntó casi sin aliento.
Yo lo admiré durante un buen rato para hacerla rabiar un poco. Su expresión se volvió preocupada.
—Ah —comenté, y sonreí, dejando que se relajase—. Ya veo.
—¿Qué te parece? —me exigió.
Era otra vez como mi visión de Ana de las Tejas Verdes.
—Es perfecto, claro. El más apropiado. Eres un genio.
Ella sonrió abiertamente.
—Ya lo sé.
—¿Mil novecientos dieciocho? —intenté adivinar.
—Más o menos —admitió ella, asintiendo—. En parte es diseño mío, la cola, el velo... —acarició el satén blanco mientras hablaba—. El encaje es de época, ¿te gusta?
—Es precioso. A él le va a gustar mucho.
—¿Y a ti también te parece bien? —insistió ella.
—Sí, Alice, eso creo. Me parece que es justo lo que necesito. Y sé que harás un magnífico trabajo con todo, pero si pudieras controlarte un poquito...
Sonrió encantada.
—¿Puedo ver tu vestido? —le pregunté.
Ella parpadeó, con el rostro blanco.
—¿No pediste tu traje al mismo tiempo? No quiero que mi dama de honor lleve puesto un trapajo cualquiera —hice como si me estremeciera de espanto.
Enlazó sus brazos en torno a mi cintura.
—¡Gracias, Bella!
—¿Cómo no has podido ver lo que se nos venía? —bromeé, besando su pelo erizado—. ¡Pero qué clase de psíquica eres tú!
Alice se retiró bailoteando, y su rostro se iluminó con entusiasmo renovado.
—¡Tengo tanto que hacer! Vete a jugar con Edward. He de ponerme a trabajar.
Salió disparada fuera de la habitación y gritó «¡¡Esme!!» antes de desaparecer.
Yo la seguí a mi propio paso. Edward estaba esperándome en el vestíbulo, apoyado contra la pared revestida con paneles de madera.
—Eso ha estado muy bien, pero que muy bien por tu parte —me felicitó.
—Ella parece feliz —admití.
Me tocó la cara; tenía los ojos muy sombríos, ya que había pasado mucho tiempo desde que me dejó, y escrutaron mi rostro minuciosamente.
—Salgamos de aquí —sugirió de súbito—. Vamonos a nuestro prado.
La idea sonaba bastante atractiva.
—Espero no tener que esconderme más, ¿o sí?
—No. El peligro lo dejamos aquí.
Mientras corría, mantuvo una expresión serena, pensativa. El viento me azotaba la cara, más cálido ahora que la tormenta había pasado del todo. Las nubes cubrían el cielo, según su costumbre habitual.
Ese día, el prado tenía un aspecto pacífico, el de un lugar feliz. Matojos de margaritas punteaban la hierba con una explosión de blanco y amarillo. Me tumbé, sin hacer caso a la ligera humedad del suelo y estuve intentando reconocer formas en las nubes. Parecían demasiado lisas, demasiado suaves. Sin figuras, sólo una manta suave y gris.
Edward se echó a mi lado y me cogió la mano.
—¿El trece de agosto? —me preguntó de forma casual después de un rato de silencio apacible.
—Eso es un mes antes de mi cumpleaños. No quiero que esté muy cerca.
Él suspiró.
—Técnicamente, Esme es tres años mayor que Carlisle. ¿Lo sabías? —sacudí la cabeza—. Y eso no ha supuesto ninguna diferencia entre ellos.
Mi voz sonó serena, un contrapunto a su ansiedad.
—La edad no es lo que de verdad importa. Edward, estoy preparada. He escogido la vida que deseo y ahora quiero empezar a vivirla.
Me revolvió el pelo.
—¿Y el veto a la lista de invitados?
—La verdad es que no me importa, pero yo... —dudé, ya que no quería extenderme en la explicación, aunque era mejor terminar de una vez—. No estoy segura de si Alice se va a sentir en la obligación de invitar a unos cuantos licántropos. No sé si... a Jake le daría por... por querer venir. Bien por pensar que sería lo correcto, o porque creyera que heriría mis sentimientos de no hacerlo. El no tiene por qué pasar por esto.
Edward se quedó quieto durante un minuto. Fijé la mirada en las puntas de las copas de los árboles, casi negras contra el gris claro del cielo.
De repente, Edward me cogió de la cintura y me colocó sobre su pecho.
—Dime por qué estás haciendo esto, Bella. ¿Por qué has decidido ahora darle carta blanca a Alice?
Le repetí la conversación que había tenido con Charlie la pasada noche, antes de ir a ver a Jacob.
—No sería correcto mantener a Charlie al margen de la boda —concluí—, y eso incluye a Renée y Phil. Por otro lado, también quería hacer feliz a Alice. Quizá haría que todo fuera más fácil para Charlie si pudiera despedirme de él de una forma apropiada. Incluso aunque piense que es demasiado pronto, no quiero escatimarle la oportunidad de acompañarme «en el pasillo de la iglesia» —hice una mueca ante las palabras y después inhalé un gran trago de aire—. Al menos, papá, mamá y mis amigos conocerán el aspecto mejor de mi elección, lo máximo que puedo compartir con ellos. Sabrán que te he escogido a ti y sabrán que estamos juntos. Sabrán también que soy feliz, esté donde esté. Creo que es lo mejor que puedo hacer por ellos.
Edward me sujetó el rostro entre sus manos, observándolo atentamente durante un buen rato.
—No hay trato —comentó de forma abrupta.
—¿Qué? —jadeé—. ¿Te estás echando atrás? ¡No!
—No me estoy echando atrás, Bella. Mantendré mi lado del acuerdo, pero quiero librarte del atolladero. Haz lo que quieras, sin sentirte atada por nada.
—¿Por qué?
—Bella, ya veo lo que estás haciendo. Estás intentando hacer que todo el mundo sea feliz y no quiero que andes preocupada por los sentimientos de los demás. Necesito que tú seas feliz. No te inquietes por Alice, ya me ocuparé yo de eso. Te prometo que no te hará sentir culpable.
—Pero yo...
—No. Vamos a hacer esto a tu manera. A la mía no ha funcionado. Te he llamado cabezota, pero mira cómo me he comportado yo. Me he apegado con una obstinación verdaderamente idiota a lo que consideraba mejor para ti, y sólo he conseguido herirte. Herirte muy hondo una y otra vez. Ya no confiaré más en mí. Sé feliz a tu manera, ya que yo siempre lo hago mal. Eso es lo que hay —cambió de posición debajo de mí, cuadrando los hombros—. Vamos a hacer esto a tu manera, Bella. Esta noche. Hoy. Cuanto antes mejor. Hablaré con Carlisle. He estado pensando que quizá si te damos suficiente morfina no lo pasarás tan mal. Merece la pena intentarlo —apretó los dientes.
—Edward, no...
Me puso un dedo en los labios para cerrarlos.
—No te preocupes, Bella, mi amor. No he olvidado el resto de tus peticiones.
Introdujo las manos en mi pelo y sus labios se movieron de modo lento, pero concienzudo, contra los míos, antes de que me diera cuenta de a qué se estaba refiriendo. De lo que estaba haciendo.
No me quedaba mucho tiempo para reaccionar. Si esperaba un poco, no sería capaz de recordar por qué tenía que detenerle. Ya empezaba a no poder respirar bien. Aferré sus brazos con las manos, apretándome más contra él, mi boca pegada a la suya, contestando de este modo a cualquier pregunta inexpresada por su parte.
Intenté aclararme la mente, para encontrar un modo de hablar.
Se dio la vuelta lentamente, presionándome contra la hierba fría.
¡Oh, vamos, qué importa!, se alegraba mi parte menos noble. Tenía la mente llena de la dulzura de su aliento.
No, no, no, discutía en mi interior. Sacudí la cabeza y su boca se deslizó hasta mi cuello, dándome una oportunidad para recobrar la respiración.
—Para, Edward. Detente —mi voz era tan débil como mi voluntad.
—¿Por qué? —susurró en el hueco de mi garganta.
Intenté imprimir algún tipo de resolución en mi tono.
—No quiero que hagamos esto ahora.
—¿Ah, no? —preguntó, con una sonrisa transparentándose en su voz. Puso sus labios otra vez sobre los míos y se me hizo imposible volver a hablar. El fuego corría por mis venas, quemándome donde mi piel tocaba la suya.
Me obligué a concentrarme. Me costó un esfuerzo enorme el simple hecho de liberar mis manos de su pelo, y trasladarlas a su pecho, pero lo hice. Y después le empujé, en un intento de apartarle. No podría haberlo conseguido sola, pero él respondió como sabía que haría.
Se irguió unos centímetros para mirarme y sus ojos no ayudaron en nada a respaldar mi resolución, ardiendo de pasión con un fuego negro.
—¿Por qué? —me preguntó otra vez, su voz baja y ronca—. Te amo. Te deseo. Justo ahora.
Las mariposas de mi estómago me inundaron la garganta, y él se aprovechó de mi incapacidad para hablar.
—Espera, espera —intenté musitar entre sus labios.
—No será por mí —murmuró despechado.
—¿Por favor? —jadeé.
Él gruñó y se apartó dejándose caer sobre su espalda de nuevo.
Nos quedamos allí echados durante un minuto, intentando frenar el ritmo de nuestras respiraciones.
—Dime por qué no ahora, Bella —exigió él—. Y será mejor que no tenga nada que ver conmigo.
Todo en mi mundo tenía que ver con él. Vaya tontería esperar lo contrario.
—Edward, esto es muy importante para mí. Y quiero hacerlo bien.
—¿Y cuál es tu definición de «bien»?
—La mía.
Se dio la vuelta apoyándose en el codo y me miró fijamente, con una expresión de desaprobación.
—¿Y cómo piensas hacer esto bien?
Inspiré en profundidad.
—De forma responsable. Todo a su tiempo. No voy a dejar a Charlie y a Renée sin lo mejor que les pueda ofrecer. No voy a privar a Alice de su diversión, si de todas formas me voy a casar. Y me ataré a ti de todas las formas humanas que haya antes de pedirte que me hagas inmortal. Quiero cumplir todas las reglas, Edward. Tu alma para mí es muy importante, demasiado importante para tomármela a la ligera. Y no me vas a hacer cambiar de opinión en esto.
—Te apuesto a que sí podría —murmuró, con los ojos llenos de fuego.
—Pero no lo harás —le repliqué, intentando mantener mi voz bajo control—. No si sabes que esto es lo que quiero de verdad.
—Eso no es jugar limpio —me acusó.
Le sonreí abiertamente.
—Nunca dije que lo haría.
Él me devolvió la sonrisa, con una cierta nostalgia.
—Si cambias de idea...
—Serás el primero en saberlo —le prometí.
Las nubes empezaron a dejar caer la lluvia justo en ese momento, unas cuantas gotas dispersas que sonaron con suaves golpes sordos cuando se estrellaron contra la hierba.
Fulminé al cielo con la mirada.
—Te llevaré a casa —me limpió las pequeñas gotitas de agua de las mejillas.
—La lluvia no es el problema —refunfuñé—. Esto sólo quiere decir que es el momento de hacer algo que va a ser muy desagradable e incluso peligroso de verdad —los ojos se le dilataron alarmados—. Es estupendo que estés hecho a prueba de balas —suspiré—. Voy a necesitar ese anillo. Ha llegado la hora de decírselo a Charlie.
Se rió ante la expresión dibujada en mi rostro.
—Peligroso de verdad —admitió. Se rió otra vez y luego rebuscó en el bolsillo de sus vaqueros—. Pero al menos no hay necesidad de hacer una excursión.
Otra vez deslizó el anillo en su lugar, en el tercer dedo de mi mano izquierda.
Donde probablemente estaría... durante toda la eternidad.